viernes, 24 de abril de 2009

1 Semana

Una semana atrás el mundo estaba por cambiar. Todas las cosas que hasta hacía unos pocos días antes habían parecido hermosas e imperecederas, comenzaban a desaparecer, a tomar otro color y a mimetizarse junto a las cosas malas y erroneas de este mundo.

Los colores se desvanecian lentamente y cuadra a cuadra, paso a paso, las cosas parecian desembocar en un triste y ya más que esperado final.

Nostalgia y dolor invidió mi mente y mi cuerpo, y mis pies, como hechizados por un maleficio milenario, seguían su marcha sin cesar a un ritmo acelerado. Quizás en los últimos metros, se detuvieron un instante para recapacitar, pero lentamente retomaron la marcha. Miles de imagenes paseaban por mi mente y miles de historias se avalanzaban velozmente hacia mi ser, invadían mi mente y perturbaban mis pensamientos.

Lo echo echo estaba y no había una vuelta atrás. El destino me esperaba, allá adentante, ahora a no más de 1 cuadra, sentado en la vereda con una sonrisa casi malefica, que esbozaba una cierta perversidad en sus crueles acciones.

Y ahí estaba yo, parado antes del tramo final, eran 20 pasos o menos, los últimos, los finales y los más dificiles. Esa pequeña subída podría haberse comparado con escalar un cerro entero, pero lo logré. Estaba ahora parado enfrente a un antes y un después. Luego de que todas las imagenes vuelvan a mi cabeza, y la emoción sacudiera mi ser, habiendo vacilado por un instante hice sonar las campanas de lo incierto. Definitivamente no había escapatoria.

Entonces tomé coraje y en cuanto una luz brotó del más allá que me invitaba a entrar, puse el pie firme y dí el primer paso. Todo se desarrollaba en normales condiciones, y en realidad esa calma me dejaba más intranquilo que antes.

De un momento a otro, supe que la hora de la verdad había llegado. A partir de ahí todo podía cambiar, y esperando lo peor me sorprendí al ver que las cosas no estaban marchando de la manera que yo pensé que podrían marchar. La calma volvía lentamente a mí, y ese deseo de abandonar todo repentinamente para siempre iba desapareciendo. Las cosas volvieron a la normalidad, y aunque aún hay un par de deudas pendientes, las cosas se desarrollan con total tranquilidad.

Mis viejos planes y deseos de no volver se alejaron ya de mi mente, buscando ahora un refugio una muestra de afecto y comprensión en todos y cada uno de los rincones del mundo.

Lo único que puedo afirmar es que todo sigue igual, o por lo menos así parece. Hasta el proximo acontecimiento donde todo quedará al fin aclarado.

Ahora me marcharé de Cybersiberia, en busca de un descanso en mi mente. Un momento de descargarme y despejarme de lo que me rodea. Me voy a brillar, junto a mi Motorpsico en ese lugar tan bello, como lo es el Templo de Momo.

Allá nos vemos redonditos!