domingo, 28 de junio de 2009

Caminos

La vida toma diversos rumbos. Miles de ríos se ramifican a través del firmamento, haciéndonos entender que no hay una única salida a la tan odiosa y complicada rutina. Podría afirmar que existen en realidad infinitos caudales en los cual podemos navegar y transitar esta vida, pero lamentablemente siempre elegimos el peor.

Las aguas están calmas y la orilla, a no más de unos pocos metros de distancia, nos promete que el viaje será todo un éxito, y ante un eventual fracaso, nos asegura que seremos rescatados fácilmente, y puestos de nuevo a la deriva en este delgado río sin mayores complicaciones.

Quizás ese exceso de intimidad y estabilidad hace que otros factores determinantes que deberíamos tener en cuenta desaparezcan de nuestras mentes. Vacilamos un instante y el panorama yo no es el de antes. Aguas turbias corren bajo nuestro bote, y la orilla, segundo a segundo se aleja de nosotros, haciéndonos entender que no todo es lo que parece. Esa porción de tierra que nos aseguraba la estabilidad, en realidad era una ilusión alimentada por el deseo, la confianza y la seguridad que entre nosotros se había formado.

Inestable como una pequeña balsa en un huracán no sentimos, y al dudar por un instante , nuestros destinos comienzan a separarse lentamente y no hacemos nada para evitarlo. Sabemos que la corriente nos lleva en direcciones opuestas, nos damos cuenta que algo malo estaba pasando y no reaccionamos. Simplemente dejamos que suceda, cuando en realidad no debería haber pasado nunca.

Alguien puede creer que algo tan lindo como lo que supimos crear se cayó en mil pedazos? Que ser maligno e insensible permitió que esto sucediera? Cual de todos los milenarios maleficios de este mundo cruel actuó sobre nosotros para provocar tal calamidad?

Quizás nunca halle la respuesta, quizás nunca sepa que fué lo que pasó. Lo único que se puede asegurar es que las cosas no van a volver a ser como antes mientras no halla voluntad. El día en que volvamos a unirnos todo puede volver a ser como lo era en el pasado. Ese día va a ser especial, ese día voy a volver a sonreír con la misma firmeza y alegría que hasta hace un tiempo atrás me pertenecía. Simplemente te pido que imagines ese día por un instante, y dime si no te gustaría que todo vuelva a ser así.

Los dos, juntos a la par, caminando tomados de las manos bajo el cálido sol de un otoño muy especial. La hojas caídas de los arboles del bosque crujen bajo nuestros pies, cantando canciones nunca antes escuchadas por el ser humano y la paz reina por sobre todas las cosas, cuando nos damos cuenta que llegamos a un claro entre los arboles. Allí nos sentamos a descansar y a contemplar la inmensidad del mundo y el vasto universo y te susurro al oído: "No te parece pequeño e insignificante el cielo, a comparación del amor que hay entre nosotros?"


Ezequiel Geringer